Mi nombre es Lorena, y estoy al servicio de mi Ama Kerstin, me ha pedido que escriba un diario con mis vivencias con ella.
Comenzaré por presentarla a ella, su nombre es Kerstin, la gusta que la llame Ama o Señora, ella es de nacionalidad Alemana y tiene un caracter muy severo, solamente su mirada asusta poco a poco iremos conociéndola un poco más.
Mi nombre Lorena como ya os he dicho, tengo 27 años y soy de Bilbao, desde este mismo mes he pasado a ser propiedad de mi Ama y a servirla totalmente, tengo claro que desde ese mismo mento he perdido mi libertad y también mi nombre, normalmente se dirige a mí como perra, puta, zorra y demás insultos que acepto sin protestar.
Lo primero que me ha explicado es que tener Amo es tener derechos sobre él, sobre su vida, que si no somos el centro de su atención es que no nos quiere, que no merece nuestra entrega, que es injusto y nos enojamos, y hacemos cosas impulsivamente y nos precipitamos a discusiones que dañan la relación, y que a veces pueden abrir grietas.Cuesta muchísimo esfuerzo, lágrimas, ratos de meditación, castigos, aprender que una buena sumisa no se mide por si puede aguantar dos o cien latigazos, por si se presta o no a ciertos juegos. Se mide por su "saber estar". Eso es infinitamente más duro, porque no implica aguantar dolor, sino pulir el orgullo, saber y asumir el lugar que nos toca jugar. Estamos hablando de sumisión, no de simple masoquismo. Sumisión es acatar lo que se te ordena, o se te pide.Sé que muchas veces una sumisa duda. Piensa que no se la aprecia. Se enoja al ver que su Amo hace su vida, habla con otras sumisas, pasa su tiempo haciendo lo que le apetece, sea un solitario o viendo la televisión. Esto no es una relación convencional. El Amo jamás se "entregó" de esa manera a la sumisa, la "entrega" del Amo es otra, es educarla, adiestrarla, pulirla a su antojo, ser duro con ella aunque a veces le duela en el alma.A una sumisa que exige atención todo el tiempo, el Amo la enfrenta al peor de los castigos: el silencio. Ese silencio en el que te retuerces porque no puedes maldecirle, porque no puedes hablar con él, porque no puedes pedirle perdón y decir que serás buena a partir de ahora. Lo bueno del largo silencio es que te hace meditar. Hace que pienses y recapacites tus actos, que los madures. A él también le duele, un Amo también gusta de disfrutar de su sumisa o su esclava, pero nunca debe permitir que ella equivoque los términos. Es duro para ambos, pero sirve para fortalecer la relación. Para que la comunicación después de ese período de aislamiento sea más pausada, más centrada, más receptiva.Muchos Amos desean esa "entrega del alma". Un cuerpo al que azotar, eso es fácil de obtener. Pero un alma que se rebela, que lucha porque se intuye casi presa, eso les fascina, y no quieren perderlo. Sino, por qué ese Amo le da una segunda, o una tercera oportunidad? Porque sabe que es normal. Que no es tan fácil acatarlo todo, hasta lo más duro, es decir, el orgullo herido. De todas maneras, si se persiste reiteradamente en el error, es señal de que no se tiene mucha predisposición a esa entrega.
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